La sobreabundancia de cultivos durante la primera cosecha los empujó a buscar salidas para no echarlos a perder. El trueque y la elaboración de salsas y conservas fueron las mejores alternativas.
En el patio trasero de una casa de alquiler en 2014 plantaron cebollitas, perejiles, ajenjos, ka’arës, acelgas, hierba buenas, cedrones, acelgas, albahacas, burritos, zapallos, plantines de guayaba, pomelo, graviola, limón y aloe.
En 2013, en tablones de dos metros de ancho por siete de largo, produjeron casi 200 kilos de tomate, lechugas, zanahorias y cebollitas.
Inicios
Eran los últimos meses de 2013 cuando Malu, Ernesto, Irma e Idilio acomodaban sus pertenencias en la casa común donde se acababan de mudar.
Era grande y con patio trasero, incrustada en plena Asunción, en una zona de circulación de colectivos que salen del microcentro.
Apenas se instalaron, decidieron destinar el patio trasero a una huerta común, pero al reconocer el terreno descubrieron que la mayor parte del patio tenía piso debajo del pasto. Quedó disponible solo un lugar de dos metros de largo por siete de ancho.
Allí sembraron las primeras semillas de tomate, lechugas, zanahorias y hojas verdes. Al poco tiempo se erguían 40 plantines de tomates y hojas verdes frescas como para comer. Era noviembre.
Al final de ese verano 2013-2014 tuvieron que ingeniárselas para no tirar la cantidad de frutos de tomates que tuvieron en el lugar. Se les ocurrió hacer salsas y conservas sazonadas con otras hierbas disponibles. Cada planta de tomate produce cinco kilos, comentan.
“No compramos cebollita hace 8 meses”
Este último año les pasó lo mismo con las cebollitas y perejiles, que las intercambiaron con una amiga que tiene frutas de mburucuyá. También convidaron todo el tiempo a sus familias con las hojas verdes.
Una de las ventajas de tener una huerta es el ahorro de dinero, nos explican: “Nosotros no compramos cebollita hace 8 meses”.
Empezar con hojas verdes
Una de las recomendaciones que acercan a las personas que quieran empezar una huerta es que lo hagan cultivando hojas verdes, porque son más fáciles de prender y en menor tiempo.
A partir de ver resultados que se puedan tener con cebollitas, perejiles, achicorias, albahacas, espinacas y rúculas, se puede pasar a otros cultivos que implican un poco más de cuidados.
Asociación de cultivos
Otra práctica crucial es, dicen, mezclar y asociar los cultivos, para obtener equilibrios naturales contra plagas y hasta contra el ataque de pájaros. Una sugerencia concreta es asociar lechuga con acelga, así los pájaros no se acercan a las lechugas.
Gracias al ajenjo, albahaca y cebollitas, lograron repeler a bichitos que afectan los cultivos, pero no pudieron salvarse de otros, como los chinches y algunos hongos que atacaron a las acelgas.
Coberturas y abonos
Otras tareas necesarias en toda huerta, aseguran, son la práctica de cubrir la tierra en torno a los cultivos con desechos naturales como acolchados de hojas y otros. En la casa utilizan las cáscaras de los maníes para mantener la humedad del suelo.
Esta medida se puede complementar con el uso de redes media sombra o sombras naturales en verano, cuando la potencia del sol podría quemar a las plantas.
También la de abonar permanentemente la tierra no solamente con el composto, también con abonos naturales como bosta de vaca y mantillo.
Por último, recomiendan tener en cuenta el raleo o limpieza de cultivos cuando estos están encimados, para que crezcan adecuadamente sin entorpecerse mutuamente.
FOTO: Malu Vázquez Tandè
Les envío mi enlace en facebook para que vean mi huerta urbana. Cuando se quier se puede! Les invito a que me visiten.
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